domingo, 25 de noviembre de 2007

TATO BORES, GRANDES DE MIS GRANDES


Mauricio Borensztein, (Buenos Aires, 27 de abril de 1927 - ídem. 11 de enero de 1996). Humorista argentino de cine, teatro y televisión, es en este último medio donde con su humor político marcará a generaciones de argentinos. Conocido artísticamente como Tato Bores y apodado como el Actor Cómico de la Nación.Inició su carrera en 1945 junto a Pepe Iglesias “El Zorro”, en Radio Splendid, y con Fanny Navarro en el teatro Maipo. En 1946 integró el elenco de La escuela humorística, donde caracterizó a Igor, quien luego reaparecería en un programa radial llamado Las aventuras de Igor. En 1957 comenzó su labor televisiva en La familia Gesa (Canal 7 en Caras y Caretas), contando chistes políticos. Participaba así del gran auge del género, abierto por los monólogos de Pepe Arias sobre la caída de Perón, presentados en el Comedia y El Nacional en 1956. En 1958, cuando el gobierno de Frondizi enfrentaba una crisis ministerial, se presentó por primera vez vestido de frac, con habano, lentes y peluca, para estar preparado “por si le ofrecían algún ministerio”, y ya no abandonó ese atuendo. Tato Bores renovó el lenguaje televisivo, incorporando monólogos políticos recitados a una velocidad increíble.En cada programa fingía hablar con el presidente de turno, sin importar quien fuese, dando a la trágica o muchas veces absurda realidad un giro cómico, para asi hacerla quizá algo más aceptable.Sus hijos continúan sus pasos en el espectáculo, uno como productor y otro (Sebastián) como director, quien estrenó en agosto de 2005 su primera película La suerte está echada.La sagacidad de sus comentarios hizo furor entre los televidentes, tanto que hasta el día de hoy se recuerdan sus famosas frases: "El que sabe, sabe y el que no es jefe", "Vivir se puede pero no te dejan" y "Así que mis queridos chichipíos, la neurona atenta, vermouth con papas fritas y ¡¡¡GOOD SHOW!!!...," entre otras. La televisión fue su fuerte y los televidentes signaron esa fortaleza cada vez que encendían el televisor. Fue un clásico de los domingos; por sus programas desfilaron famosos y políticos. Pocos se salvaron de ser mártires de las palabras de Tato y de las risas de los argentinos. Grandes compañeros de Tato fueron la lluvia de papelitos, los patines y el famoso teléfono negro con el que dejaba en jaque con sus comentarios al presidente de turno. Son inolvidables también, el plato de fideos que convidaba a quienes serían víctimas de sus entrevistas, el champagne con el que brindaba, y sus tantos personajes, uno de los más famosos el arqueólogo Helmut Strasse. Una mala pasada le jugó su propio humor. En varias oportunidades, Tato se vio atrapado, con su propia sátira, en procesos judiciales. El más conocido se produjo tras poner en el centro de uno de los pasajes de "Tato de América" a la jueza federal María Romilda Servini de Cubría. Ella se enteró antes de que saliera al aire y lo demandó. Por este motivo, parte del programa fue censurado previamente y, provisoriamente, no se difundió. Ese domingo de 1992, en lugar del fragmento en cuestión, se emitió un cuadro negro que decía: "Censura judicial". No sólo Mauricio Borensztein creyó errónea la medida, también muchos de sus colegas y miembros de la justicia estuvieron en desacuerdo. Tato presentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia contra la medida cautelar que había adoptado la Cámara Federal de Apelaciones en lo Civil y Comercial. Finalmente, el fallo que prohibía la emisión del segmento fue revocado, y se autorizó su difusión.

No hay comentarios: